Insurrección en la Red. Estrategias del neo-nomadismo y sistemas emergentes
Extracto 1
Nuestros hábitos, actitudes y ambiciones están experimentando una profunda transformación. Estamos llegando a un cambio que da lugar a una redefinición completa de la identidad, la estructura social planetaria y, en general, de la imagen del mundo como la entendíamos hasta hace menos de cincuenta años: desaparecen las fronteras entre los flujos virtuales de la red y los fluidos de la realidad física; lo transitorio se funde con lo permanente y lo metafísico con lo material.
La evolución de las interfaces y dispositivos tecnológicos, así como el conocimiento y manejo de los mismos, permiten a los sujetos moverse, habitar y ocupar un nuevo medio para la producción y la creación. Estas prácticas son posibles mediante la evolución de sistemas emergentes en pro del conocimiento y la comunicación expandida, actuando como anclaje en las relaciones de los sujetos y los entornos.
Se trata de habitantes en cuyo medio se redefinen y retroalimentan, yendo al encuentro de sistemas emergentes que se forman a partir de sus prácticas vitales y su presente en la red. Por tanto, el surgimiento de estos sistemas es producido por la adaptación del individuo al medio y al contexto tecnológico en el que se ubica. Sin embargo, es este mismo comportamiento el que libera el sistema, lo evoluciona y da paso a modelos superiores y con nuevos atributos. En esta fase de integración de la subjetividad y el contexto se está evolucionando en términos nanométricos y endofísicos. Se parte del sistema que creamos, provocando una simbiosis entre sujetos y espacios, donde uno forma parte del otro, a la vez que se nutren en ambas direcciones.
Extracto 2
Las relaciones de coexistencia entre espacios fomentan los procesos comunicativos y la virtualización del sujeto. Este tipo de hibridaciones, localizables pero no delimitadas, dan lugar a que los sujetos en conexión se representen en un lugar particular, manifestándose localmente, y sin embargo, se encuentren potencialmente en todas partes. Los espacios híbridos también son definidos por la idea de que la virtualidad que está siempre lista para emerger y para surgir en lugares específicos sin trazar. Todo ello deriva en la movilidad de los espacios físicos, los que se convierten en parte del proceso de hibridación del espacio local y remoto.
El espacio se convierte en un lugar para hablar de los no-lugares y el tiempo se transforma en instantes medidos en presencias, es decir, un tiempo al que colaboran los demás. Con las actuaciones de las redes en los espacios físicos, se van ampliando las extensiones electrónicas cuya esencia es la de compartir espacios y tiempos mediante la interconexión.
Los espacios híbridos, fruto de la interconexión de nodos, están produciendo la emergencia de estructuras sensoriales surgidas de los nuevos procesos humanos de aprendizaje en red, provocando cambios en los esquemas de nuestro sistema nervioso, permitiendo incluir y orquestar nuevas experiencias. Por todo ello, el papel del cuerpo –lo táctil– es de suma importancia como intérprete e integrador de la información que el sujeto obtiene por su implicación con el medio y los espacios híbridos.
En la particularidad y reversibilidad de los sistemas híbridos, los colectivos emergentes producen hábitats donde la evolución de dichos ambientes se traduce en la emergencia de comportamientos aparentemente caóticos y no lineales, así como, en una conjunción compleja de todas las capas que actúan a la vez. De esta forma, la conciencia colectiva del neo-nómada da lugar a la ocupación del espacio y, por tanto, a la producción de acontecimientos emergentes, ya sea por partes o mediante subsistemas intercambiables y autónomos ensamblados en una red rizomática. En un sistema reversible no sólo formamos parte de la red sino que, al mismo tiempo, podemos llegar a contenerla.